Yo tuve la experiencia de caerme dentro de una letrina en el campo.
¡Increíble!, comentan los amigos.
¿Hasta dónde te impregnaste de toda esa porquería?, preguntan.
El veterano contesta:
Hasta los tobillos.
¡Ah, por lo menos no estaba tan llena!, suspiran sus amigos.
¿Que no? ¡Caí de cabeza!
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